¿Sabes qué es el glaseo en los alimentos congelados?
Para llegar a entender el tema que hoy tratamos debemos dejar claros varios conceptos:
Tanto el pescado como el marisco, debido a sus prontos márgenes de caducidad, han de someterse, la mayoría de las veces “in situ”, a procesos ultrarápidos de congelación. Este tipo de método conserva todas las características del producto y hace que un alimento no fresco llegue a nuestros hogares manteniendo todas sus propiedades gustativas, olfativas, nutricionales y manteniendo todas sus propiedades organolépticas. Actualmente, en el mercado, se manejan técnicas novedosas que aportan al resultado final un plus de garantía y confianza, ese es el caso del glaseado.
La técnica del glaseado consiste en rociar individualmente con agua potable la superficie del producto, bloqueando así́ los efectos de la oxidación y la deshidratación, comunes en este tipo de procesos, y protegiendo a su vez los alimentos.
Según el “Reglamento (UE) no. 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de Octubre de 2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor.” Anexo IX (Declaración de la cantidad neta). Punto 5: “Cuando un producto alimenticio solido se presente en un líquido de cobertura, se indicara también el peso neto escurrido de dicho alimento. Cuando el producto alimenticio se haya glaseado, el peso neto declarado de dicho alimento no incluirá́ el peso del glaseado.”
El usuario, debe estar informado en todo momento del producto que va a adquirir, así́ como de los procesos al que este ha sido sometido desde su captura hasta su llegada a supermercados o empresas mayoristas, para esto los parámetros que marca la normativa son claros: “El etiquetado de los productos alimenticios congelados para la venta al consumidor final, debe indicar el peso sin incluir el glaseado y se puede expresar de 3 formas:
– Doble indicación: Peso neto (gramos) y Peso escurrido (gramos).
– Indicación comparativa: Peso neto = Peso escurrido (gramos).
– Indicación única: Peso escurrido (gramos).”
Este tipo de información debe estar siempre presente a la vista del consumidor figurando rotulada en etiquetas, carteles o tablillas colocadas en el lugar de venta, sobre el producto o próximos a él.